"Querido amigos, Francisco fue un gran santo y un hombre alegre. Su sencillez,
su humildad, su fe, su amor a Cristo, su bondad con todo hombre y toda mujer lo
hicieron alegre en cualquier situación. En efecto, entre la santidad y la
alegría existe una relación íntima e indisoluble. Un escritor francés dijo que
en el mundo sólo existe una tristeza: la de no ser santos, es decir, no estar
cerca de Dios. Mirando el testimonio de san Francisco, comprendemos que el
secreto de la verdadera felicidad es precisamente: llegar a ser santos,
cercanos a Dios."
Extracto de la Catequesis de Benedicto XVI sobre San Francisco de Asís (27.I.10)
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