Discurso - Encuentro con representantes de las Iglesias ortodoxas en la Hörsaal del
Seminario de Friburgo de Brisgovia. Viaje Apostólico a Alemania (22 - 25 de septiembre de 2011).
Es muy poco lo que separa teológicamente a católicos y ortodoxos. El Papa insiste en "continuar nuestros esfuerzos de diálogo en la cuestión del
primado, para su justa comprensión". Poniendo como modelo lo indicado por el beato Juan Pablo II en su encíclica Ut Unum Sint.
Todos los cristianos deben estar unidos en defender la dignidad humana desde el nacimiento hasta la muerte. Este compromiso común "ofrece una
contribución valiosa a la edificación de una sociedad con futuro, en la
cual se dé el debido respeto a la persona humana".
Eminencias, Excelencias,
Venerables representantes de las Iglesias Ortodoxas y Ortodoxas Orientales
Me alegra mucho que hoy estemos aquí reunidos. Les agradezco de todo
corazón su presencia y la posibilidad de este encuentro amistoso.
Agradezco en particular al Metropolita Augoustinos sus palabras llenas
de confianza. En este contexto, repito lo que ya he dicho en otras
ocasiones: entre las Iglesias y las comunidades cristianas,
teológicamente, la Ortodoxia es la más cercana a nosotros; católicos y
ortodoxos poseen la misma estructura de la Iglesia de los orígenes. Por
ello, podemos esperar que no esté muy lejano el día en que de nuevo
podamos celebrar juntos la Eucaristía (cf. Luz del Mundo. Una conversación con Peter Seewald, pp. 99s).
La Iglesia católica sigue con interés y simpatía el desarrollo de las
comunidades ortodoxas en Europa occidental, que han tenido un notable
crecimiento. Actualmente, en Alemania, viven aproximadamente un millón
seiscientos mil cristianos ortodoxos y ortodoxos orientales. Ellos se
han convertido en parte constitutiva de la sociedad, contribuyendo a
hacer más vivo el patrimonio de las culturas cristianas y de la fe
cristiana en Europa. Me alegra el incremento de la colaboración
panortodoxa que en los últimos años ha realizado progresos esenciales.
La fundación de las Conferencias Episcopales Ortodoxas, allí donde las
Iglesias Ortodoxas se encuentran en la diáspora, es expresión de las
intensas relaciones dentro de la Ortodoxia. Me alegra también que en
Alemania el pasado año se haya dado dicho paso. Que las experiencias que
se viven en estas Conferencias Episcopales refuercen la unión entre las
Iglesias ortodoxas y hagan avanzar los esfuerzos en favor de un
concilio panortodoxo.
Desde que era profesor en Bonn y especialmente luego, siendo también
Arzobispo de Múnich y Frisinga, a través de la amistad personal con
representantes de las Iglesias ortodoxas, pude conocer y apreciar cada
vez más en profundidad la Ortodoxia. En aquel tiempo, se inició también
el trabajo de la Comisión conjunta de la Conferencia Episcopal Alemana y
de la Iglesia Ortodoxa. Desde entonces, con sus textos dedicados a
cuestiones pastorales y prácticas, promueve la comprensión recíproca y
contribuye a consolidar y desarrollar las relaciones católico-ortodoxas
en Alemania.
Es igualmente importante continuar el trabajo para aclarar las
diferencias teológicas, porque su superación es indispensable para el
restablecimiento de la plena unidad, que deseamos y por la que oramos.
Hemos de continuar nuestros esfuerzos de diálogo en la cuestión del
primado, para su justa comprensión. Aquí las reflexiones acerca del
discernimiento entre la naturaleza y la forma del ejercicio del primado,
como lo hizo el Papa Juan Pablo II en la Encíclica Ut unum sint (n. 95), pueden darnos aún impulsos fructuosos.
Veo también con gratitud el trabajo de la Comisión mixta
internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las
Iglesias ortodoxas orientales. Estoy contento, veneradas Eminencias y
venerables representantes de las Iglesias Ortodoxas orientales, de
encontrar con ustedes a los representantes de las Iglesias implicadas en
este diálogo. Los resultados obtenidos hacen crecer la recíproca
comprensión y el acercamiento mutuo.
En la actual tendencia de nuestro tiempo, en que son bastantes los
que quieren, por así decir, "liberar" de Dios a la vida pública, las
Iglesias cristianas en Alemania, entre las cuales están también los
cristianos ortodoxos y ortodoxos orientales, fundado en la fe en el
único Dios y Padre de todos los hombres, caminan juntas por la senda de
un testimonio pacífico para la comprensión y la comunión entre los
pueblos. Al hacer esto, no dejan de poner el milagro de la encarnación
de Dios en el centro del anuncio. Conscientes de que sobre este milagro
se funda la dignidad de la persona, se comprometen juntas en la
protección de la vida humana desde su concepción hasta su muerte
natural. La fe en Dios, creador de la vida, y el permanecer
absolutamente fieles a la dignidad de cada persona fortalece a los
cristianos para oponerse con ardor a cualquier intervención que manipule
y seleccione la vida humana. Por otra parte, conociendo como cristianos
el valor del matrimonio y de la familia, nos preocupa, porque es
importante, preservar de toda interpretación errónea la integridad y la
singularidad del matrimonio entre un hombre y una mujer. En este
sentido, el compromiso común de los cristianos, entre los que se
encuentran numerosos fieles ortodoxos y ortodoxos orientales, ofrece una
contribución valiosa a la edificación de una sociedad con futuro, en la
cual se dé el debido respeto a la persona humana.
Al concluir, volvamos nuestra mirada a María, la Hodegetria, la
"guía del camino", que es venerada también en Occidente bajo el título
de "Nuestra Señora del Camino". La Santísima Trinidad ha dado a María,
la Virgen Madre, a la humanidad, para que Ella, con su intercesión, nos
guíe a través del tiempo y nos indique el camino hacia el cumplimiento. A
Ella nos encomendamos y presentamos nuestra petición de llegar a ser en
Cristo una comunidad cada vez más íntimamente unida, para alabanza y
gloria de su Nombre. Dios os bendiga a todos.
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