Discurso - Encuentro con el Consejo del Comité Central de los católicos alemanes (ZDK) en la Hörsaal del Seminario de Friburgo de Brisgovia. Viaje Apostólico a Alemania (22 - 25 de septiembre de 2011)
Benedicto XVI advierte del peligro que supone el relativismo, que nos conduce a un individualismo en el que se pierden los valores. Por esto "muchos
carecen de la experiencia de la bondad de Dios". Se debe proceder a una nueva evangelización, pero no solo se trata de hacer estructuras superficiales en la Iglesia sino que "la verdadera
crisis de la Iglesia en el mundo occidental es una crisis de fe. Si no
llegamos a una verdadera renovación en la fe, toda reforma estructural
será ineficaz". Por ello hace un llamamiento a todos los católicos para realizar una nueva evangelización desde el propio ambiente sin perder "la relación con la sabia vital de la Eucaristía, porque sin
Cristo no podemos hacer nada".
Queridos hermanos y hermanas:
Me alegra tener la oportunidad de encontrarme, aquí en Friburgo, con
ustedes, Miembros del Consejo del Comité Central de los Católicos
Alemanes. Con gozo les manifiesto mi aprecio por su compromiso en
sostener en publico los intereses de los católicos y en dar impulso a la
obra apostólica de la Iglesia y de los católicos en la sociedad.
Agradezco al mismo tiempo al Presidente de dicho Comité Central, Zdk,
Alois Glück, su amable invitación.
Queridos amigos, desde hace años existen los así llamados programas exposure para
ayudar a los países en vías de desarrollo. Personas responsables del
mundo de la política, la economía y de la Iglesia viven por un cierto
tiempo con los pobres en África, Asia o América Latina, y comparten con
ellos su vida cotidiana. Al ponerse en la situación en que viven estas
personas ven el mundo con sus ojos y sacan una lección de esa
experiencia, válida para la propia actuación solidaria.
Imaginémonos que este programa exposure tuviese lugar en
Alemania. Expertos llegados de un país lejano vendrían a vivir con una
familia alemana media por una semana. Aquí admirarían muchas cosas, por
ejemplo el bienestar, el orden y la eficacia. Pero, con una mirada sin
prejuicios, constatarían también mucha pobreza, pobreza en las
relaciones humanas y en el ámbito religioso.
Vivimos en un tiempo caracterizado en gran parte por un relativismo
subliminal que penetra todos los ambientes de la vida. A veces, este
relativismo llega a ser batallador, dirigiéndose contra quienes afirman
saber dónde se encuentra la verdad o el sentido de la vida.
Y notamos cómo este relativismo ejerce cada vez más un influjo sobre
las relaciones humanas y sobre la sociedad. Esto se manifiesta en la
inconstancia y discontinuidad de tantas personas y en un excesivo
individualismo. Hay quien parece capaz de renunciar a nada en absoluto o
a sacrificarse por los demás. También está disminuyendo el compromiso
altruista por el bien común, en el campo social y cultural, o a favor de
los necesitados. Otros ya no son idóneos para unirse de manera
incondicional a un partner. Ya casi no se encuentra el valor de
prometer fidelidad para toda la vida; el valor de optar y decir: "yo
ahora te pertenezco totalmente", o de buscar con sinceridad la solución
de los problemas comprometiéndose con decisión por la fidelidad y la
veracidad.
Queridos amigos, en el programa exposure, al análisis sigue
la reflexión común. Esta elaboración debe considerar a la persona humana
en su totalidad, de la que forma parte – no sólo implícita, sino
precisamente explícitamente - su relación con el Creador.
Vemos que en nuestro rico mundo occidental hay carencias. Muchos
carecen de la experiencia de la bondad de Dios. No encuentran algún
punto de contacto con las Iglesias institucionales y sus estructuras
tradicionales. Pero, ¿por qué? Pienso que esta es una pregunta sobre la
que debemos reflexionar muy seriamente. Ocuparse de ella pregunta es la
tarea principal del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva
Evangelización. Pero, evidentemente, se dirige a todos nosotros.
Permitidme afrontar aquí un punto de la situación específica alemana. La
Iglesia está organizada de manera óptima. Pero, detrás de las
estructuras, ¿se encuentra la fuerza espiritual correspondiente, la
fuerza de la fe en un Dios vivo? Debemos decir sinceramente que hay un
desfase entre las estructuras y el Espíritu. Y añado: La verdadera
crisis de la Iglesia en el mundo occidental es una crisis de fe. Si no
llegamos a una verdadera renovación en la fe, toda reforma estructural
será ineficaz.
Volvamos a estas personas que les falta la experiencia de la bondad
de Dios. Necesitan lugares donde poder hablar de su nostalgia interior.
Estamos llamados a buscar nuevos caminos de evangelización, caminos que
podrían ser pequeñas comunidades donde se vive la amistad que se
profundiza regularmente en la adoración comunitaria de Dios. Aquí hay
personas que hablan de sus pequeñas experiencias de fe en su puesto de
trabajo y en el ámbito familiar o de los conocidos, testimoniando de
este modo un nuevo acercamiento de la Iglesia a la sociedad. A ellos les
resulta claro que todos tienen necesidad de este alimento de amor, de
la amistad concreta con los otros y con Dios. Pero sigue siendo
importante la relación con la sabia vital de la Eucaristía, porque sin
Cristo no podemos hacer nada (cf. Jn15, 5).
Queridos hermanos y hermanas, que el Señor nos indique el camino para
ser siempre luz del mundo y para mostrar a nuestro prójimo el camino
hacia el manantial donde pueden satisfacer su más profundo deseo de
vida.
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