12 de septiembre. Dulce nombre de María

Textos de Benedicto XVI pronunciadas en la festividad del Dulce Nombre de María

Dulce Nombre de María
Homilías
Ángelus



En el calendario de la Iglesia se recuerda hoy el Nombre de María. En ella, que estaba y está totalmente unida al Hijo, a Cristo, los hombres han encontrado en las tinieblas y en los sufrimientos de este mundo el rostro de la Madre, que nos da valentía para seguir adelante. En la tradición occidental el nombre "María" se ha traducido como "Estrella del Mar". Así se expresa precisamente esta experiencia: ¡cuántas veces la historia en la que vivimos aparece como un mar oscuro que azota amenazadoramente con sus olas la barca de nuestra vida! A veces la noche parece impenetrable. Con frecuencia puede crearse la impresión de que sólo el mal tiene poder y Dios está infinitamente lejos. A menudo entrevemos sólo de lejos la gran Luz, Jesucristo, que ha vencido la muerte y el mal. Pero entonces contemplamos muy próxima la luz que se encendió cuando María dijo: "He aquí la sierva del Señor". Vemos la clara luz de la bondad que emana de ella. En la bondad con la que ella acogió y siempre sale de nuevo al encuentro de las grandes y pequeñas aspiraciones de muchos hombres, reconocemos de manera muy humana la bondad de Dios mismo. Con su bondad trae siempre de nuevo a Jesucristo, y así la gran Luz de Dios, al mundo. Él nos dio a su Madre como Madre nuestra, para que aprendamos de ella a pronunciar el "sí" que nos hace ser buenos.

Queridos amigos, en esta hora rogamos por vosotros a la Madre del Señor, a fin de que os conduzca siempre hacia su Hijo, fuente de toda bondad. Y oramos para que os convirtáis en siervos fieles, prudentes y buenos, y así podáis oír un día del Señor de la historia las palabras: Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu señor. Amén.

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